Dentro de las actividades celebradas esta semana en el marco de la Seafood Barcelona 2013, se ha producido una sesión técnica sobre acuicultura, una magnífica oportunidad para que ambos sectores converjan mucho más allá de los recelos que históricamente hayan podido existir, ambas se necesitan y la contribución neta de cada una de las actividades mucho más que sumar, multiplica, ya que “El sector pesquero catalán genera 309 millones de euros anuales y exporta por un valor de 140 millones de euros, a la vez que apuesta por la acuicultura con una producción de cinco millones de toneladas y una recaudación de 13 millones de euros” Europa Press.
La intervención de Lluis Guerrero, que junto con Anna Claret, ambos investigadores del IRTA, han formado parte del equipo multidisciplinar que ha desarrollado el proyecto “Percepción subjetiva y objetiva del pescado de crianza por los consumidores españoles”, ha sido una buena oportunidad para conocer de primera mano los resultados que se han derivado de este estudio y acercarnos a lo que realmente el consumidor opina. La pesca ha dejado de ser “una actividad marginal y vinculada a la pobreza y a la religión”, comer productos del mar es sinónimo de comer sano y bien y sobre todo de responsabilidad, tanto social como ambiental.
Sus resultados, de forma anacrónica, indican que hay una notable discrepancia entre la percepción sensorial subjetiva y objetiva respecto a la calidad del pescado de crianza, ya que no perece ser necesario mejorar sus características sensoriales, al contrario, así lo dice el consumidor, sino su imagen.
Siendo conocedores de este reto y analizando con detalle los resultados es posible ayudar al sector en el diseño y planificación de las estrategias de márquetin, nada tan simple con oír lo que los consumidores nos dicen, nada tan complejo como interpretarlo, nada tan fácil como hacer bien el trabajo de promoción.