Leemos en FIS que en un sondeo recientemente realizado y con un número considerable de respuestas de industrias relacionadas con la producción de algas o sus derivados y que incluye a la industria auxiliar que en apenas cinco años ha pasado de ser una industria con un conjunto disperso de investigadores y laboratorios a una red integrada que crea riqueza y puestos de trabajo.
Tal vez lo más destacable es que las empresas, pequeñas, medianas y grandes que están apostando por esta industria ya no sólo lo hacen pensando en ellas como potencial fuente de biocombustible, aunque es cierto que esta faceta sigue teniendo un interés que incluso a los expertos sorprende. Se siguen montando grandes consorcios y proyectos para la optimización de su producción, basta echar un vistazo a Google y darse cuenta.
Sin embargo, decía, el segmento que parece tener una mayor proyección es aquel que conjuga varias de las capacidades derivadas de la producción de las algas, así a la parte energética, se suma la alimentaria (tanto animal como humana), la salud y la farmacológica, contribución al incremento de las producciones vegetales como fertilizantes e incluso wellness… parece que no hay límite para lo que con las algas puede hacerse.
Emerge una industria auxiliar que proporciona los servicios de diseño y fabricación de instalaciones, estudios biológicos y fisiológicos, selección de cepas, análisis de los principios bioactivos derivados, procesamiento y comercialización, asesores, expertos…
Tal vez ya ha llegado su momento. Ahora hay que hacer que sea el nuestro, ¿será por materia prima?