Hacia una responsabilidad social acuícola

El Congreso Nacional de Acuicultura (#XVI_CNA17), un año más y en su XVI edición, ha dejado un hueco a la transversalidad dentro de un programa científico. Ya no es posible quedarse en el departamento estanco de tu especialidad, en la parcela del conocimiento propio donde nos sentimos cómodos y protegidos. Emerge la transversalidad, la necesidad de entender cómo cambia nuestro entorno y la importancia de que lo que hacemos impacte y llegue más allá del momento. Incluso traspasar la barrera del futuro inmediato para asentarse más allá. Ahí es dónde toma forma la consciencia de un mundo sostenible.

Este es el principal motivo por el cual la mesa redonda sobre innovación empresarial, patrocinada por el Clúster Acuiplus, se ha sustentado en las cuatro patas de la sostenibilidad. Tecnología, ambiente, economía y responsabilidad social.

Estamos ante un reto social de una magnitud considerable (Marta Conde), tenemos que alimentar a la población mundial. Nos encontramos ante un entorno cambiante y complicado (un escenario VUCA) que requiere transformación, desde dentro hacia fuera. La bioeconomía se impone como motor de este reto social y debemos entender de qué va esto del “Blue growth” porque nos obliga a adquirir nuevas habilidades.

Estas habilidades forman parte del “enfoque multiactor”. Un ejemplo es el proyecto MedAIDpresentado en el Congreso en el que se ha explicado de qué va esto. De cooperación, de transversalidad, de aprender cosas nuevas, de adquirir nuevos talentos.

Talentos que necesitamos para afrontar la “acuicultura del futuro”, como ha explicado Luis Lago. Nos tenemos que obligar, no es opción, a ser ambientalmente responsables, socialmente aceptables y económicamente viables. Sin olvidar la mejora que proporciona la innovación tecnológica, esencial en un actividad como es esta.

Necesitamos productos sanos, sostenibles y relativamente baratos. La acuicultura, sin duda, lo proporciona y con estándares elevadísimos. Sin embargo, debemos prepararnos para ser capaces.

La robotización, drones, RAS inteligente, sensores interconectados, inteligencia artificial, nuevas APPs de gestión integral, acuicultura multitrófica integrada, materias primas de orígenes inverosímiles hasta hace nada, edición genómica, la pescadería del futuro, el refuerzo de la imagen social, la comunicación como elemento de acercarnos a la sociedad y la responsabilidad social corporativa dentro de un mundo económicamente circular. Ahí tenemos los retos.

Ariadna Benet nos ha comentado que el “business as usual” está muerto. El medio natural, y la actividad acuícola es inherente a él, sustenta la actividad global del planeta, motivo por el que debemos empezar a implementar modelos no lineales, en los que prime el respeto como estrategia que genere un impacto neto positivo de nuestra actividad. Diferenciación económica y social donde el enfoque multiactor adquiere sentido.

Acuiplus es un ejemplo de esta diferenciación competitiva a través de la transversalidad usando la innovación como elemento esencial para la sostenibilidad acuícola. Varios ejemplos se han presentado en la mesa.

Albert Comas (Morenot) habla de pasión por la industria. Que haya que innovar o morir, o morir innovando, que ya se renacerá de otra forma. Que se requiere acercarse con transversalidad porque los retos de la industria son complejos.

Como complejo, y a la vez estimulante, es la constatación que hace Antonio Vizcaíno (LifeBioencapsulation) de su progresión exitosa desde una spin-off de la Universidad de Almería a una empresa con proyección internacional aportando soluciones prácticas.

Finalmente, y como ejemplo de transformación, Enrique Amaré (Smartwater) nos ha hablado de cómo empresas de base tecnológica son capaces de usar su conocimiento para impulsar la acuicultura a escala global, mediante la innovación en el negocio.

Es la forma de estar alineados con los objetivos globales del planeta como nos decía Ariadna. No hay otra, no hay tiempo.

 

Artículo escrito por Cristóbal Aguilera