Es habitual la congratulación ante la finalización de los grandes retos, como si por el hecho de finalizarlos ya fuese suficiente. Es posible que haya retos en lo que esto pase, pero también es posible que no. Creo que la crítica dura, veraz, contrastada y con el peso que le da ser quienes son, hecha por APROMAR a las Administraciones Públicas (fíjense en el plural) respecto a la acuicultura y que no voy a resumir sino que recomiendo leer en su web (APROMAR subscribe el Plan estratégico de la Acuicultura Española pero desconfía de sus resultados) es merecedora de admiración.
Palabras como ineficacia, desaprovechamiento e imposibilidad de generar puestos de trabajo, así como las dudas de su aplicación y del uso que se va ha hacer de los fondos, son los argumentos conductores de su crítica. Crítica que se hace todavía más dura cuando baja a nivel autonómico, crítica que se recrudece con la palabra resignación y falta de transparencia.
No voy a resumir, ya lo he dicho, por favor léanla y saquen sus propias conclusiones. En AcuiPlus ya hemos sacado las nuestras. Estamos con APROMAR. Estamos con la industria.
No, no voy a resumir, pero no me resigno a citar textualmente: “La ineficacia de las administraciones públicas españolas competentes en acuicultura ha frustrado en los últimos 10 años inversiones en acuicultura marina productiva por valor de 600 millones de euros, impidiendo la creación de 1.700 empleos directos y 2.500 indirectos, además del desaprovechamiento de fondos estructurales europeos (FEP) por importe de 120 millones de euros. Con todo ello, la capacidad instalada de producción de acuicultura marina podría haber sido hoy un 50% mayor que la existente”
¡Esto clama al cielo!