La dificultad está en entender, una vez que este proceso, por regla general, complejo se ha establecido con éxito es mucho más fácil transferir el conocimiento. Intentamos hacer que este proceso aflore naturalmente, para ello proponemos a nuestros colaboradores que piensen de forma diferente, que inicien un proceso de empatía dirigido que empieza con una escucha activa, hay que aprender a oír.
Oímos un par de palabras claves, palabras que están en la onda que acostumbramos, con apenas dos frases cogidas al azar tendemos a elaborar complejas teorías y generalmente a formular hipótesis con una asombrosa seguridad en nosotros mismos. No hemos para nada oído el discurso, no hemos para nada entendido que nos piden, por lo tanto no seremos capaces de hacer una transferencia del conocimiento generado sencillamente porque no es lo que se espera, no llegará al destinatario, no cumplirá su función y todos habremos fracasado.
Comunicarse contribuye a la felicidad, la felicidad genera bienestar, el bienestar posibilita la creatividad, la creatividad nutre a la innovación, las empresas viven de la innovación, la innovación es el alma del investigador, los investigadores son felices porque saben innovar, entienden las necesidades de las empresas y saben comunicarse con ellas, así de simple.