Acabamos de realizar un viaje realmente transformador al corazón de un país que ha hecho de la necesidad un modelo de innovación continuado, Israel. Hasta hace nada, pensaba que la frase “hacer más con menos” era un mal invento de los políticos que no sabían cómo salir del atolladero en el que se han metido con una política de recortes indiscriminados.
He visto un país pequeño, insatisfecho, en un contexto adverso, donde hay dos motores que mueven a casi todo el mundo, el agua y el ejército.
En el libro escrito por Dan Senor y Saul Singer, “Start-up Nation. The Story of Israel’s Economic Nation”, queda claro que en modelo de impulso económico se basa en la fuerza de las relaciones personales que se forjan, entre los jóvenes, en el tiempo que pasan en las fuerzas armadas. Si a esto se le añade una inmigración selectiva, muy importante desde Rusia, y la fuerza que imprime “la colectividad”, se entiende lo que sucede, las redes que se establecen son fuertes, generan confianza que hace que la asunción de riesgos sea algo normal y cotidiano y esto se observa en la forma en la que crean nuevas empresas, en la que se organizan las universidades y centros de investigación, en la forma en la que se promueve la generación de conocimiento… todo orientado hacia la autosuficiencia extrema, sólo se depende de sí mismo y de los que como tú, están en la misma situación.
Hemos tenido oportunidad de visitar instituciones como el Volcani Center, el Technion, el Weizmann, la Universidad Hebrea de Jerusalem y los centros y fundaciones que cuelgan de ellos para dirigir, orientar, gestionar y valorizar la transferencia tecnológica, si, por que, en Israel, todo se mueve en torno al dinero.
Tal vez esta claridad de concepto sea una de las cosas que más me ha impresionado, se habla de la “monetización de la investigación” como algo que está asumido en todos y cada uno de los investigadores. Son libres de crear, de generar ideas, de trabajar casi en lo que quieran, pero en todo hay un fondo de ideario de contribuir a la mejora del país, de la sociedad, de las personas, pero mediante tangibles que reportan unos beneficios espectaculares.
Todos hemos coincidido en que el modelo no es exportable, no se puede copiar nada, ni tenemos su carestía de agua, ni la situación geopolítica es la que es, pero sí que factible hacer más con menos, con menos recursos, no con menos dinero, pero sí con la fuerza que imprime el estar en el filo de la navaja.